PIQUILLAQTA

Piquillaqta

Constituye un Parque Arqueológico Nacional que a su vez incluye muchos otros grupos arqueológicos aledaños, cubriendo un área de 3,421 hectáreas. Está ubicado en la provincia de Quispicanchis hacia el este de la ciudad del Qosqo y a 32 kms. de distancia por la actual carretera asfaltada que conduce hacia Puno y Arequipa; abarca territorio en los distritos de Oropeza, Lucre y Andahuaylillas, en las cercanías de la laguna de Wakarpay que se encuentra a 3200 m.s.n.m. Cabe indicar que en los Andes peruanos se encuentran unos 12 mil lagos pequeños de agua dulce como Wakarpay, casi todos ellos ricos en flora y fauna; observándose normalmente totorales donde habitan patos salvajes de diversas especies, ganzos, parihuanas (flamencos), etc. y peces entre los que sobresalen las truchas y pejerreyes.

"Pikillaqta" es palabra Quechua compuesta que significa "pueblo de pulgas" ("piki" = pulga, "llaqta" = pueblo); ese no es el nombre original de la zona o la población principal, hoy se ignora su denominación en el Inkario y aún peor la que tuvo en época anterior; aunque muchos cronistas al referirse a la zona y la laguna insinúan los nombres de "Muyuna" (curva o vuelta), "Muyna" o "Mohina". Parece que el lugar empezó a ser denominado "Pikillaqta" al lugar en las postrimerías de la colonia o a inicios de la república desconociéndose hoy la razón.

El pueblo prehispánico de Pikillaqta se ubica a 3350 m.s.n.m. y correspondió a una ciudad satélite de la Cultura Wari desarrollada en el actual departamento de Ayacucho. La cultura Wari es una mezcla de elementos culturales de las culturas Warpa, Nazca y Tiawanako; emprendió el inicio de su expansión territorial y luego la invasión Wari en el Valle del Qosqo hacia el año 750 de nuestra era desarrollándose hasta aproximadamente el año 1100 D.C. Todo indica que al inicio del Inkario los Wari fueron vencidos en la región, conquistados y absorbidos siendo su ciudad reutilizada para los intereses del Tawantinsuyo. Hoy esa ciudad pre-Inkásica muestra un aproximado de más de 700 edificios, 200 "kanchas" y 504 "qolqas" y viviendas. De acuerdo a algunos cálculos en su apogeo debió poseer una población de unas 10 mil personas; la ciudad tiene un diseño geométrico muy armonioso y casi perfecto, dividido en bloques y con calles rectas. Mc. Ewan sostiene que aquí existían varios sectores complementarios: administrativo, ceremonial, residencial, defensivo y un sistema de caminos. Sus construcciones eran de 2, y hasta 3 plantas, con paredes altas hechas de piedras no labradas con mortero de arcilla, paredes de espesor considerable en la base y ancho decreciente hacia arriba. De acuerdo a los estudios realizados por la expedición dirigida por Gordon Mc. Ewan a inicios de la década de los 90, esas paredes originalmente estaban cubiertas con reboque de barro de 9 cm. de espesor y estuco de yeso, asimismo los pisos hechos con una gruesa capa de yeso, demostrándose que en el año 750 D.C. esa era una ciudad blanca; con habitaciones estrechas seguramente adaptadas al largo de los troncos de madera disponible en la zona para la división de los pisos o plantas. La superficie del piso que hoy se observa en el lugar corresponde en la mayor parte de los casos al inicio de la segunda planta, estando la primera planta cubierta por las piedras y todo el material de los pisos superiores que se desplomaron a lo largo de siglos. En 1927, Justo Román Aparicio, al ejecutar excavaciones arqueológicas en el lugar halló 40 microesculturas en sedalita (muchos la denominan "turquesa") que hoy se exhiben en el Museo Arqueológico del Qosqo; posteriormente Luis A. Pardo encontró una escultura en piedra que representa un puma en tamaño natural. No pocos aducen que en el Inkario, Pikillaqta se utilizó como una ciudad para "mitimaes", es decir naciones o pueblos enteros desplazados de sus regiones originales.

En la actualidad no se encuentra agua en la población, la laguna de Wakarpay se encuentra a casi 1 km. del lugar y a un nivel inferior en altura con 150 metros de diferencia; sin embargo en épocas remotas se debió contar con abundante agua. Existe una tradición muy antigua que Alfonsina Barrionuevo resume en el sentido de que una muy bella princesa de nombre Qori T'ika ("Flor de Oro") que vivía en el lugar al ver que los campos de su pueblo carecían de agua y florecían sólo con las lluvias, al llegar a su mayoría de edad decidió ayudar a su gente ofreciendo su amor y su mano a aquel que lograra hacer florecer el agua en Pikillaqta. Acudieron a la oferta tres jóvenes príncipes: Paukar que era qolla (del Collao o Collasuyo), Tuyasta de origen Canchi (de Canchis) y Sunqo Rumi quien era Quechua. El primero, acostumbrado a las alturas llevó el acueducto por encima de la montaña y no pudo llegar a la ciudad; el segundo, poblador de partes bajas llevó el acueducto rodeando la montaña y tampoco pudo cumplir con los deseos de la hermosa; el cusqueño, nacido a media altura pudo realizar la gran obra de ingeniería hidráulica y surtió del precioso líquido a la ciudad, conquistando la mano de Qori T'ika. Hoy aún se pueden apreciar en medio de la montaña de enfrente, al otro lado de la laguna y al costado oriental del actual pueblo de Lucre, dos líneas horizontales paralelas que son dos de los tres acueductos construidos por los pretendientes; solamente el canal superior de los dos llegó hasta Pikillaqta, recorriendo unos 10 kms. desde su punto de captación.

El parque incluye además otros grupos interesantes como Choquepuqyo, Kañaraqay, Minaspata, Amarupata, Salitriyuq, Tamboraqay, Qaranqayniyuq, Rayallaqta, etc. Hacia el extremo este de la laguna se aprecian numerosos andenes agrícolas en la cara rocosa de la montaña y en su porción baja construcciones contemporáneas que hoy son utilizadas como albergue para ocasionales visitantes que fueron hechas sobre el palacio de Urpikancha (palacio de la paloma) que se supone fue el lugar de nacimiento del Inka Waskar.

Avanzando hacia el oriente de Pikillaqta se encuentra una gran muralla que en su porción superior poseía el acueducto que surtió del líquido elemento a esta ciudad precolombina; en esa muralla hoy también se aprecian restos de dos portadas imponentes que tienen factura inkásica hoy denominadas Portadas de Rumiqollqa y que en su época sirvieron para el control de quienes llegaban al Qosqo, además de servir como un puesto de aduana. Se indica que allí, los habitantes del vasto imperio que deseaban visitar la gran capital debían entregar las ofrendas que durante el transcurso de su vida habían preparado. Es conocido que en el Inkario el Qosqo para los Quechuas fue algo así como la "Meca" para los musulmanes, ya que todo habitante del Tawantinsuyo tenía como ilusión suprema el visitar la "ciudad puma" por lo menos una vez en su vida. El sólo visitar el Qosqo le daba a las personas un status superior, y por ejemplo, si en un camino lejano dos personas viajando en direcciones opuestas se encontraban, la persona que ya había visitado el Qosqo era reconocida, saludada y respetada por la otra que aún no lo había hecho.

Aún más al oriente, en el km. 35 de la carretera asfaltada se encuentra la célebre Cantera de Rumiqollqa ("rumi": piedra, "qollqa": depósito), que en el Inkario sirvió para la extracción de la andesitas que se utilizaron en las más importantes construcciones del Qosqo; hoy la cantera aún es explotada por lo que el desarrollo e infraestructura inkásicos están totalmente disturbados.

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